Aburrimiento agostino

3 de agosto de 2025

Aburrimiento agostino

Aburrimiento agostino

No soy muy fan de los caracoles, tampoco he de decir que me disgustan; lo cierto es que, con una buena charla entre cervezas, se dejan querer. Recuerdo siempre aquello que se dice:

“Tengo más hambre que el primero que comió caracoles.”

Damos por hecho que fue hambre, pero ¿y si fue aburrimiento? Me gusta pensar eso: que fue aburrimiento, ansia viva de no tener nada que hacer. Y así, desde el aburrimiento y el deseo de escapar del hastío, lo uno llevó a lo otro y aquel personaje descubrió un plato tradicional de la gastronomía española.

Pensando de esta forma, llego a la reflexión de que el aburrimiento en realidad es bueno: hace casi cien años ya lo decía Bertrand Russell:

“Si quieres ser feliz, abúrrete un poco.”

No lo decía exactamente así, pero la idea era esa. Me parece evidente que Rube Goldberg, con sus maquinitas, buscaba mitigar su aburrimiento. Está claro que la utilidad es nula, pero son hipnóticas y nos libran del tedio sin que sintamos que perdemos el tiempo, seguramente has tropezado con una máquina de estas alguna vez.

Más allá de los caracoles y de Goldberg, la web bulle de experimentos lúdicos, como los de Chrome Experiments, que podríamos pensar como máquinas de Goldberg digitales. De entre ellos, uno de mis favoritos es: Song-Maker

Como ejercicio creativo, el desarrollo de este tipo de artilugios es muy estimulante y ofrece hallazgos realmente sorprendentes. De hecho, creo que la clave está en poner el foco en el proceso y no en el objetivo o destino.

Te invito a que explores con profundidad todo el submundo que hay alrededor de este concepto; como diseñador (todos somos diseñadores aunque no nos ganemos la vida cobrando por ello), te encantará descubrir cosas muy inspiradoras.

Quizás conozcas a HTX Studio; si no, te los presento: @HTXStudio. Han llevado al extremo el ejercicio de experimentación absurdo (y no tan absurdo) de una forma realmente creativa. Dales un vistazo a sus videos que te van a gustar.

La realidad es que esta experimentación abre la puerta a la serendipia.

La palabra “serendipia”, acuñada por Horace Walpole en 1754, designa esos descubrimientos felices que ocurren cuando en realidad estábamos buscando otra cosa. En las máquinas de Rube Goldberg, en los Song Maker de Chrome Experiments o en cualquier artilugio que construyamos “por ver qué pasa”, el objetivo deja de importar. Lo fascinante es el ir probando, colocar rodillos, ajustar ángulos, escuchar el resultado y toparte con un efecto que no habías imaginado.

Volviendo a los caracoles, seamos sinceros: la clave está en la salsa. El pimentón y el chorizo enmascaran el sabor del caracol en sí (quizás, por suerte, así es). Y como tantas recetas de ingenio campestre, el aburrimiento del primero que comió caracoles le llevó a combinar ese bicho con los embutidos y las especias de la matanza: pura creatividad y pura serendipia.

“Tengo más hambre que el primero que comió caracoles.”
Solo que, tras este viaje creativo, sabemos que fue el aburrimiento y la curiosidad, lo que realmente sazonó ese primer bocado. ¡Qué viva el aburrimiento agostino!